La idea de la perfección se destruye cuando tenemos que realizar una obra de arte al día.
Porque una obra terminada es una obra con un límite, y ese límite muchas veces está muy alejado de la idea que el artista tenía en su cabeza.
Lo que diferencia a los artistas de los novatos es que aquellos logran traducir con fidelidad las ideas que tienen en la cabeza.
Pero también puede ser que no les importa que la idea que tenían en su cabeza no se traduce correctamente en la obra que realizan.
Hay algunos pintores que se pasan años perfeccionando sus obras.
Leonardo da Vinci se demoró 15 años pintando la Mona lisa. ¿Cuánto tiempo puede tomar un cuadro de 77 cm por 53 cm?
El problema no es la medida del cuadro, sino la búsqueda de la perfección.
Eso es lo que toma tiempo. Pero ¿Cómo explicar que van Gogh pintaba 3 obras de arte al día?
Todos tenemos ideas que tienen el potencial de ser obras maestras. El problema es que el potencial existe en nuestra imaginación o en nuestro pensamiento, no en la realidad.
Para que existan en la realidad se necesita técnica y para adquirir la técnica se necesita práctica.
Esto quiere decir que para traer esas ideas a la realidad debemos usar el cuerpo, esto es inevitable.
Incluso si lo único que necesitas para traer a la realidad lo que quieres decir son tus dedos y un teclado.
El problema con la práctica no es solamente que requiere esfuerzo y cuerpo, sino que el esfuerzo requiere tiempo. Y el tiempo que cada uno de nosotros recibe es limitado.
No somos conscientes de la cantidad de tiempo que perdemos en cosas banales.
El tiempo es el material necesario para que la práctica se transforme en técnica. Y cuando tengas la técnica necesaria, incluso las prácticas o ensayos van a ser obras de arte.
Ese es el caso de Van Gogh.
No estaba pensando en hacer tres obras de arte al día, estaba practicando.
Pero practicó tanto que estos intentos tenían la calidad suficiente para ser obras maestras.
Llegar a este nivel le tomó cinco años.
Cinco años de completa concentración en practicar la pintura, sin desperdiciar ni un minuto.
Por otro lado, mientras practicaba, se quitó la idea de que estaba haciendo obras perfectas.
Según él, solo estaba practicando. Cada día.
Por eso debes escribir un cuento cada día, una novela en una semana o una película al año.
Presentarte cada día a tu trabajo de escritor te va a demostrar que no importa que la idea que tienes en la cabeza no es exactamente como la imaginaste.
A veces va a ser mejor y a veces va a ser peor; pero quizás un día, con el tiempo, va a ser una obra de arte.