Uno de los consejos más escuchados en el mundo del cine, es que la mejor manera de hacer películas es simplemente haciendo una primera película. Aunque suena como un buen consejo, en realidad puede ser difícil de poner en práctica. Es como si alguien te dijera que para tener una casa, simplemente construyas una casa sin considerar de dónde sacarás el dinero o quién te ayudará.
En el mundo del cine, también es complicado conseguir los recursos necesarios para producir la primera película.
Esta idea suele ser abrumadora y puede crear una barrera mental que nos impide empezar.
Además, queremos que nuestra primera película o cortometraje sea perfecto, por lo que buscamos inspiración en YouTube o en las mejores películas de nuestros directores favoritos, pero no siempre salen como esperamos. Por eso, muchas personas se rinden antes de siquiera intentarlo.
La gente a menudo da consejos generales sobre cómo alcanzar el éxito, pero rara vez te dicen cómo empezar realmente.
Creo que una forma efectiva de comenzar es utilizar la historia del cine como inspiración. Hace más de 100 años, cuando se inventó la primera cámara de cine, nadie sabía lo que era el cine ni podían imaginar su potencial. Los hermanos Lumière simplemente filmaron escenas cotidianas sin saber siquiera qué estaban haciendo. No esperaban crear películas de superhéroes con efectos especiales sofisticados y grandes elencos; simplemente se enfocaron en capturar momentos simples como un tren, personas comiendo o yendo al mercado. A veces, empezar desde lo básico es la mejor manera de llegar lejos en algo tan complejo como el cine.
Empezar es el paso más difícil. Pero si queremos seguir adelante, tenemos que enfrentarnos a nuestras propias barreras y miedos. En este caso, la barrera es la creencia de que solo los grandes cineastas pueden hacer películas. Pero todos venimos del mismo lugar y podemos empezar igual que ellos: cogiendo una cámara y filmando algo simple, como un árbol moviéndose.
No importa si lo hacemos con un teléfono o una cámara profesional, lo importante es tener la intención de hacer nuestra primera película.
Esto puede ser tan simple como filmar personas caminando en un centro comercial por unos minutos y ponerle créditos. El hecho de tener esta intención psicológica nos ayuda a romper las barreras mentales y a comenzar nuestro camino en el mundo del cine.
Filmar algo es diferente a simplemente tenerlo en tu teléfono y mostrárselo a alguien. La intención es clave en el cine, y puedes expandirte desde ahí. Los hermanos Lumière comenzaron filmando algo estático, pero unos años después, Edwin S. Porter giró la cámara para crear un movimiento llamado «paneo».
En tu primera película puedes inspirarte en los Lumiere y solo filmar algo con la cámara estática, y luego en tu segundo cortometraje o película, puedes experimentar con diferentes movimientos y perspectivas para cambiar completamente lo que el espectador ve en la pantalla.
Comenzarás a entender las diferencias entre los planos y su importancia al hacer una primera película. No basta con leer sobre ellos o conocer sus nombres; lo verdaderamente crucial es ponerlos en práctica y utilizarlos en tu propia obra.
Una manera de empezar podría ser viendo las primeras películas de la historia del cine y tratando de replicar su técnica.
Aunque puede parecer simple, esto te ayudará a desarrollar habilidades más complejas en el futuro.
También aprenderás humildad, algo muy valioso en el mundo del cine.
En resumen, para convertirte en un buen cineasta, necesitas hacer la mayor cantidad de películas posibles y ponerles esa etiqueta: “película”. Son tus primeras películas y debes estar orgulloso de estas. No las califiques como malas, simplemente hazlo. Con el tiempo vas a ser un buen director y todos sabrán que así es como aprendiste, humildemente y con esfuerzo. Buena suerte.