Las críticas son importantes sólo si eres un escritor principiante.
Porque cuando has pasado por el infierno del rechazo constante y el esfuerzo infructuoso, no hay nada que te pueda servir desde el punto de vista de la crítica.
Ya no te queda ego. Y tampoco vas a ser humilde.
Lo que queda es solamente una especie de piloto automático. El sistema límbico funcionando solo para sobrevivir.
No hay explicación de porqué seguirías escribiendo luego de 10 años de rechazos constantes.
Ni siquiera creo que se trata de tesón u obsesión.
Solo creo que el escritor que sigue escribiendo, está sobreviviendo.
Y si esto es cierto, ¿Qué importa que un hombre en terno que huele a colonia y tiene lentes gruesos le grite desde lejos: «Te vas a morir!»
Si, ya sé. Es obvio que me voy a morir. Pero ¿Qué opción me queda? ¿Detenerme?
Porque esas son las dos opciones que tengo: Detenerme o seguir.
El destino es el mismo: La muerte.
Algunos creen que es un acto de rebeldía seguir caminando hacia la muerte cuando esta es segura. Pero la realidad es que no hay nada más.
Y uno puede acomodarse y dejarse llevar por la parca. O retarla a rompernos la cara a 12 rounds, aunque sepamos que vamos a terminar en el suelo.
Pero por lo menos vamos a tener la oportunidad de rompernos la cara.
La alternativa es tirar la toalla y vivir una vida de vergüenza.
Los escritores de verdad siguen escribiendo a pesar de las críticas.
No por ego, ni humildad. Solo quieren seguir escribiendo.
Y en ese punto, si resulta que no mueren y en lugar de eso encuentran un oasis. ¿Qué van a hacer? ¿A detenerse? ¿O seguir?
Los escritores de verdad siguen escribiendo.
A pesar de ganar premios y de que ahora los hombres en terno y lentes gruesos les gritan: !Eres un genio!
Eso es solo darle un golpe a la muerte.