El arte nació de una necesidad práctica, incluso si esa necesidad práctica era de tipo religioso. Los humanos prehistóricos no diferenciaban entre la practicidad de un rito de cacería y la cacería misma.
Se cree que las Cuevas de Lascaux funcionaban como un registro gráfico de las características de los animales salvajes y las herramientas para su caza.
Esta actividad era fundamental para alimentar a la tribu, esa era una función y necesidad básica. Si no cazaban, no comían.
Las primeras manifestaciones gráficas de los seres humanos fueron dibujos sobre la tierra, que inevitablemente se perdían bajo las condiciones meteorológicas como la lluvia o el viento. Por esta razón los humanos prehistóricos tuvieron que encontrar maneras de hacer perdurar las imágenes que creaban.
Usaron arcilla, carbón, sangre y grasa animal e incluso saliva humana sobre la superficie de paredes al interior de cuevas, que estaban aisladas del exterior.
Su intención siempre fue la de la conservación de estas imágenes como un registro gráfico de su paso por la existencia.
Para los humanos primitivos, la representación gráfica de un buey en la pared de una cueva no era una representación, era el buey mismo.
Es por esta razón que los dibujos debían ser realistas, al punto de que usaban las sombras naturales de la cueva o las hendiduras de la piedra para simular la tridimensionalidad de estos gráficos.
Estas imágenes naturalistas y hasta realistas (no abstractas ni simbólicas) fueron el inicio del lenguaje y la comunicación.
La intención de estas pinturas siempre fue práctica y de esto se puede concluir que todo arte es práctico, incluso si se trata de una manifestación moderna de pintura, donde el artista está tratando de expresar un estado de la psiquis humana.
Ernst Gombrich cuenta es su libro Historia del arte (Phaidon, 1950) que un artista pintó a un animal y que al ver la pintura, los miembros de la tribu no querían que se la lleve, porque pensaban que el artista se estaba llevando al animal.
Esto podría sonar absurdo para una persona moderna, pero basta con pensar que un humano moderno aún conserva la foto de su abuelo muerto en la billetera y que si esta fuera la única foto disponible, sería una tragedia perderla, casi como perder al abuelo mismo.
La línea que divide la practicidad del arte con problemas filosóficos más complejos como el simbolismo del lenguaje, los rituales religiosos o la construcción psicológica de los individuos está todavía en discusión. El arte primitivo no es diferente del arte contemporáneo, porque sus autores siguen siendo los mismos.
La historia del arte no es una competencia por el perfeccionamiento técnico, sino una búsqueda constante de la naturaleza del ser.
Y esto también es la escritura.