El dolor necesita una historia.

Hay días tan tristes que la única manera de atravesarlos es escribiendo a través del dolor.

Hay que retirar las capas de tristeza con palabras. Aunque no tengan sentido.

Porque las emociones no tienen un lenguaje estructurado. Deben ser ordenadas con palabras.

El dolor necesita una historia.

Esa es la única forma en al que otros pueden sentir nuestro sufrimiento.

Porque el dolor no se puede entender.

No hay nada que entender en un poema que llega al centro del dolor.

Si las palabras logran atravesar el dolor cuando lo sentimos, otros van a sentirlo también.

Solo así sabrán que sufrimos, pero más importante, así ellos, los lectores, podrán saber que no están solos ante el dolor.