Pero para saber sobre qué escribir, debes aprender a vivir.
Y eso es difícil porque la mayoría se pasa la vida evitando el dolor y los problemas.
Es en el sacrificio y la superación de situaciones dolorosas donde el cerebro aprende a adaptarse.
Las historias son vidas comprimidas. Un escritor que no se haya enfrentado a lo que más le da miedo enfrentarse no va a poder escribir más allá del primer acto.
Ese es el punto donde el héroe decide enfrentarse a su miedo o regresar a su casa, a una vida tranquila y aburrida.
Si un escritor no aprende a explorar más allá de su zona cómoda, está destinado a escribir primeros actos. O peor aún, a apilar borradores que nunca se publican, porque tiene miedo de que el mundo sepa que no sabe nada de la vida y en realidad no tiene nada sobre que escribir.
Es un cobarde y los cobardes mienten. Se inventan una vida que no es la suya para aparentar. Esa es la definición de un escritor mediocre.
Yo lo sé. Porque soy uno de esos.
Pero estoy tratando.